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Voto de confianza o cierre del Congreso

Foto: Diario Correo

Editorial

Voto de confianza o cierre del Congreso

El pueblo en las calles –como se evidenció en la movilización de ayer en Huaraz- está vigilante hoy de que al premier Villanueva le den el visto bueno; caso contrario asistiremos a la sepultura de un Congreso.

La solicitud del voto de confianza no es de ninguna manera un autogolpe de Estado, como un sector fujiaprista está insinuando.  Se trata de un mecanismo constitucional legítimo que señala que si el Congreso censura dos gabinetes, éste poder se cierra y se convocan a elecciones complementarias para sustituirlo.

No es la misma figura que se registrara en 1992 cuando el ex presidente Fujimori decidiera alterar la institucionalidad democrática poniendo como pretexto la implementación de medidas, cuando en la práctica –quedó evidenciado- fue para capturar todos los poderes del Estado, incluida la compra de editoriales de un sector de la prensa.

Ya sabemos que esta intervención dio lugar a que los actos de corrupción se afiancen, además de haberse creado mecanismos para que el control político se dé en la administración de justicia como quedó demostrado con el manoseo al extinto Consejo Nacional de la Magistratura.

El mandatario Martín Vizcarra, en su discurso del 28 de julio, demandó al Congreso viabilizar las reformas que el pueblo reclama y hacer posible el referéndum para legitimarlas; pero el Congreso –controlado por la mayoría fujimorista- se muestra remolona y contestataria, hasta que la solicitud del voto de confianza los acaba de descolocar, tanto así -que cual escolares- ahora dicen que apurarán con las tareas.

Pero los ofrecimientos del fujimorismo no son creíbles.  Es que llevan en su ADN político el autoritarismo como principal característica de actuación política, no toleran las críticas y menos la oposición y hasta ahora a doña Keiko Fujimori no le pasa el duelo de haber perdido por dos veces consecutivas la presidencia de la República.  El pueblo lo sabe, y por eso la demanda de las calles: que se cierre el Congreso.

Serán los fujimoristas y apristas quienes, de registrarse esto último, sean sus propios autores. Luego no se quejen.  No se puede esperar que las reformas se implementen recién en el año 2021, como en tono cachaciento hiciera público el presidente del Congreso Daniel Salaverry.

Basta ya de tanto autoritarismo, el pueblo en las calles –como se expresó en la movilización de ayer en Huaraz- está vigilante para que hoy al premier Villanueva le den el visto bueno; caso contrario asistiremos a la sepultura de un Congreso, que de lejos, ha sido lo peor de su historia….salvo honrosas excepciones.

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