Alberto Alfaro, Ricardo Narváez, Roy Ipanaqué, Fulgencio Ayala y Luis Gamarra cuando postularon a sus cargos regionales nunca pensaron que terminarían presidiendo el gobierno regional. Una lamentable constante que de por sí revela la frágil gobernabilidad regional que se ha vivido tanto en la década de los 90 y los inicios del nuevo siglo, que ahora Morillo deberá aspirar a cortar.
En el año 1989, cuando el expresidente Alan García instituyó las elecciones para elegir a los asambleístas regionales para de allí designar al presidente regional dio como primer presidente del gobierno regional de Ancash al Mag. Jaime Minaya Castromonte, sin embargo al año tuvo que ceder la posta al ex alcalde aprista Alberto Alfaro Beltrán. La variante correlación de fuerzas al interior motivó eso. Resultado: sinsabor y falta de continuidad.
Luego de 1992 al 2002 se sucedieron presidentes designados a dedo por los gobiernos de Fujimori, Paniagua y Toledo.
En el 2003, luego de las elecciones regionales salió elegido como presidente regional Fredy Ghilardi (PAP), ejerciendo el cargo sólo un año y debido a la inestabilidad que él mismo generó por la equivocada designación de sus funcionarios y los desencuentros en su propia bancada de consejeros dio lugar para que Ricardo Narváez Soto (que había sido elegido vicepresidente) terminara poniéndose el fajín de presidente regional. Resultado: cierta estabilidad.
En las elecciones de 2006, César Álvarez Aguilar (Cuenta Conmigo) resultó elegido como presidente regional llevando como vicepresidente al dirigente rondero José Sánchez Milla. Al postular Alvarez a la reelección le sucedió Sánchez pero –en el ejercicio de sus funciones- murió trágicamente terminando por ponerse la banda presidencial regional –en el tramo final de ese período- el ex consejero regional aprista Roy Ipanaqué Otta. Resultado: continuismo.
En los comicios de 2010, César Álvarez es reelegido como presidente regional llevando como vicepresidente al dirigente agrario Florencio Román Reyna, pero en marzo de 2014 el titular regional es involucrado como presunto autor de la muerte del ex consejero Ezequiel Nolasco, ante su aprehensión deja la posta a su vicepresidente pero éste también en menos de 40 días se ve involucrado en el mismo caso y termina preso, eligiéndose entonces a un presidente accesitario: el consejero Fulgencio Ayala López (Cuenta Conmigo), quien en corto tiempo solo se dedicó a administrar crisis y trabajar la transferencia. Resultado: un período demasiado inestable y se ahonda la corrupción.
En el 2014 Waldo Ríos Salcedo (Puro Ancash) y su pegajosa propuesta de los quinientos soles y otro rosario de propuestas demagógicas accede al poder llevando como vicegobernador a Enrique Vargas Barrenechea. Gana abrumadoramente pero no puede inmediatamente acceder al poder cediendo a la fuerza el poder a su segundo por cinco meses, allí nace una rivalidad que luego fuera encarnizada. Al asumir el mando le declara la guerra, pero termina preso y entonces Vargas reasume el mando pero también por un extraño fallo judicial termina también en la cárcel. Entonces en abril de 2017 el consejero regional por el Santa Luis Gamarra Alor (Río Santa Caudaloso), termina siendo presidente provisional y finalmente accede a la titularidad meses más tarde para terminar el período. Resultado: inestabilidad, pero que se revierte bastante en el tramo final por la acción concertadora de Gamarra.
2018, Juan Carlos Morillo Ulloa (Somos Perú) es elegido gobernador regional y Henry Borja Cruzado como vicegobernador regional. Y lo que parece una maldición gitana, es preguntarse ahora si este mal ciclo de sucesiones forzadas también se dé en este período. Todo dependerá, del propio Morillo, que está obligado en saber montar el caballo chúcaro llamado GOBIERNO REGIONAL DE ANCASH.