El fútbol, el matrimonio y la política tienen un símil común: sus resultados se juzgan por su efectividad. Sin en el fútbol se juega bonito y no hay goles, no pasa nada; en el matrimonio se se juzga por la cantidad de hijos, sino por la calidad de los mismos; y en la política, si no hay hechos u obras, lo otro solo es demagogia.
Pese a las 6 visitas que hizo a Ancash el presidente de la República Martín Vizcarra, sólo dos hechos se perciben como tangibles: las rehabilitaciones de la vía Casma-Huaraz y la troncal del Callejón de Huaylas. En Conchucos todavía no es realidad la vía longitudinal y en la costa no hay nada concreto sobre el proyecto Chinecas (los doscientos millones prometidos, se quedaron en el MINAGRI). Las obras de Reconstrucción con Cambios dejan mucho que desear, pese a que vienen ya desde hace dos años atrás.
En el plano regional, el Gobierno Regional, encabezado por Juan Carlos Morillo, se sitúa en la octava ubicación del ránking de inversiones, su aparente ejecución se impulsó sólo por el abono de las deudas a obras comprometidas por gestiones anteriores y tímidamente se comenzaron con algunos proyectos pequeños. Luis Luna Villarreal, no dio talla en la gerencia general como muchos de los opacos funcionarios que convocó el gobernador regional. No se ha iniciado ni un centímetro de los mil o dos mil kilómetros de carretera anunciados, tampoco Chinecas y sólo le lava la cara -entre los proyectos de envergadura ofrecidos- la compra del terreno para el hospital La Caleta. Los demás proyectos tendrán que esperar.
Las direcciones regionales de Salud y Educación tampoco han solucionado sus problemas, que vienen de años atrás. Se percibe una enorme burocratización antes que el reforzamiento de los niveles operativos: hay más administrativos que asistenciales y nadie pone orden ni en la propia Dirección Regional de Salud de Ancash, ni en la Dirección Regional de Educación, y así a río revuelto ganancia de pescadores, en la UGELES y en las redes de Salud el festín de la corrupción prosigue.
En las demás direcciones regionales sólo Turismo y Comercio Exterior aparece con nota en azul, pero todavía en el nivel regular. En Energía y Minas, no hay personal ni logística y sigue dependiendo de la Gerencia de Desarrollo Económico (que no ata ni desata), lo mismo que el sector Agricultura, donde no se llega efectivamente al campo. Pasa lo mismo con las direcciones de Vivienda, Transportes y demás que sólo cubren sus presupuestos con pago a burocracia. En el consejo regional no se ha hecho ningún esfuerzo para reestructurar la forma organizativa en que se ha heredado el gobierno regional, será bueno que se den una vueltecita por Arequipa donde las direcciones regionales son gerencias regionales con capacidad de decisión y de gasto.
En el plano municipal, más de un 70% de alcaldes provinciales y distritales, no saben donde están parados en materia de gestión de riesgos e incluso varios ya comienzan a ser denunciados por incumplimiento de deberes funcionales.
Cercanamente hablando, Fidencio Sánchez, en Independencia y Rori Mautino en Huaraz, sus gestiones edilicias no dan talla aún, fundamentalmente porque partieron sin tener buenos equipos, por esos los niveles de inversión no superan el 50%, lo mismo pasa en las municipalidades de Nuevo Chimbote (donde Domingo Caldas, hace algo) y Chimbote, donde Roberto Briceño y Jesús Rodríguez, que se vendieron como grandes técnicos, en la cancha son una tremenda decepción. En cambio, hay varias municipalidades distritales en la zona de los Conchucos, Callejón de Huaylas y Costa que les están enseñando cómo se hace gestión a las provinciales.
Ha pasado 2019, todas las autoridades regionales y locales ensayarán como disculpas decir «es que la gestión anterior nos dejó así…asá; pero el 2021 ya ese tipo de excusas no sonarán convincentes, lo que hagan este año es crucial para sus futuros políticos y para afianzar gobernabilidad, sino pueden terminar revocados, vacados o por la pata de los caballos.