Una pared cualquiera del jirón Guillermo Moore, en Chimbote, acaba de convertirse en el primer altar urbano dedicado al papa León XIV en Perú. En medio de una ciudad marcada por las urgencias cotidianas, un mural espontáneo pintado por el artista Isaac Sánchez Córdova ha transformado el rostro del centro con un retrato del pontífice nacido en Estados Unidos, pero con décadas de servicio pastoral en el norte del país.
La pintura de ocho metros de largo por dos y medio de alto fue levantada sobre una de las paredes de la Compañía de Bomberos Voluntarios, que este año cumple 80 años. La imagen del papa está acompañada por símbolos de la fe y de los bomberos, en un gesto que mezcla lo espiritual con lo local. “Quise plasmar algo que brindé paz y emoción a la gente”, dijo Sánchez, egresado de la Escuela de Bellas Artes de Trujillo.
Aunque el mural surgió de manera espontánea, su impacto ha sido inmediato. “Una señora incluso se persignó al pasar y me dijo que sentía renovada su fe”, relató el pintor, visiblemente conmovido por las reacciones. Otros vecinos han optado por fotografiar el mural y compartirlo en redes, dándole al acto artístico un eco más allá del puerto.
Más que arte, un gesto colectivo
Durante el proceso de creación, ciudadanos se acercaron a Sánchez con agua, comida o simples palabras de aliento. El mural se volvió una especie de ritual compartido. La compañía de bomberos, lejos de poner trabas, cedió su muro sin condiciones. “Nos sentimos muy orgullosos de que se haya elegido nuestra institución para esta pintura. No es solo un retrato, también representa un mensaje de esperanza”, comentó uno de los oficiales del cuartel.
Para el artista, que ha pintado otras paredes del puerto con temas sociales, ambientales y espirituales, esta obra tiene una carga emocional distinta. “Es una de las que más me ha llenado de energía y satisfacción”, confesó, mientras señalaba la parte del mural donde se aprecian vehículos bomberiles en segundo plano. No solo por el momento histórico que representa, sino por la respuesta emocional que ha generado entre los vecinos. “No esperaba que tanta gente se detuviera, me hablara, o se emocionara al ver la imagen. Me hace sentir que el arte sigue teniendo un lugar en la vida cotidiana de la gente, incluso en medio de tanto caos”, agregó.
Sánchez reconoce que el mural es más que un homenaje: también es un símbolo de memoria colectiva y orgullo local. “Sentí que tenía que hacer algo como ciudadano y como creyente. El hecho de que un papa tenga vínculos tan cercanos con el Perú y que haya vivido en la costa norte, como nosotros hace que esta historia también sea nuestra”, reflexionó.