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Marco Herrera : la voz tranquila de la radio huaracina que hoy se apaga

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Marco Herrera : la voz tranquila de la radio huaracina que hoy se apaga

Periodista de vieja escuela, de comentarios pausados y carácter afable. Fue parte de varias generaciones de comunicadores que crecieron con él frente al micrófono.

Por décadas, Marco Herrera Figueroa fue una presencia constante en los medios de comunicación de Huaraz. Comenzó en la radio cuando la noticia aún se narraba con pausa, y la opinión se construía con cuidado. Hoy, tras una dura enfermedad, su voz se silencia, pero deja una huella serena en quienes compartieron con él la mesa de locución, el saludo en cabina o la complicidad de una jornada gremial.

Doris Sotelo Alvarado, periodista y ex presidenta del Centro Federado de Periodistas, lo recuerda como alguien siempre dispuesto a sumar. “Nos duele profundamente porque hemos compartido años de trabajo, y también estuvimos con él en sus últimos días, dándole fuerza”, comenta con pesar.

Su trayectoria comenzó en Radio Huascarán, pasó por Radio Huaraz, y más adelante se sumó a espacios de análisis en la televisión local. No era una voz estridente ni confrontacional. Su estilo era más bien el de un comentarista prudente, respetuoso, que sabía escuchar y que entendía el poder de la palabra. “Siempre cuidaba sus palabras para no herir a nadie”, dice Sotelo, quien lo consideraba su “partner” en más de una mesa de análisis.

Durante la pandemia, Marco también se mantuvo activo, asistiendo a reuniones virtuales del gremio, enviando mensajes de aliento, compartiendo preocupaciones comunes. “Siempre con bromas, con alegría… hasta en los momentos más duros sabíamos cómo hacernos reír”, recuerda su colega.

Su compromiso con el periodismo no fue ruidoso, pero sí constante. No buscó protagonismo ni titulares. Fue, más bien, parte de esa generación de comunicadores que sostenía la rutina informativa con responsabilidad y decencia.

“Era una gran persona, un hombre alegre, respetuoso, cercano. Lo vamos a extrañar profundamente”, concluye Doris.

Hoy, mientras los micrófonos descansan en silencio, quienes lo conocieron reconocen que se ha ido no solo un periodista, sino un compañero de oficio que supo estar, escuchar y comunicar con humanidad.

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