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¿Dónde están Gamarra y Molina?

Foto: composición Ancash Noticias

Editorial

¿Dónde están Gamarra y Molina?

El ominoso silencio para deslindar con los presuntos actos de corrupción y tráfico de influencias que ha denunciado el saliente director de la Red de Salud Huaylas Sur evidencia que nada está cambiando en el gobierno regional.

Es la interrogante que mejor grafica la incertidumbre que continúa atravesando la región. Nuestro gobernador y su gerente general juegan “al muertito” luego de las revelaciones preocupantes que hiciera el renunciante director de la Red de Salud Huaylas Sur Cesar Vivar Miranda.

El renunciante ha dicho, sin pelos en la lengua, que en los veinte días que duró su designación fue víctima de constantes presiones de varios consejeros y gente allegada al gobernador regional presionándolo para colocar personas sin ningún respaldo presupuestal, y otro pelotón de servidores se halla impago producto del manejo clientelista que se ha observado también en la gestión anterior.

Lo más preocupante todavía ha sido que Vivar ha dicho que los allegados al gobernador le han presionado para que el administrador como el de logística sean colocados por ellos.  O sea, manyas -como dicen los jóvenes- tendría que ser un firma Juanito mientras los fondos sean vilipendiados para otros fines.

Pese a la gravedad de los cargos el gobernador Luis Gamarra y su gerente general Nicolás Molina, no han dicho esta boca es mía; por el contrario, la autoridad regional más bien ha tenido el empacho de “anunciar” que “gestiona fondos especiales al gobierno central para pagar las penalidades” o sea está gobernando para los acreedores, para los proveedores. Lo que hace crecer más la sospecha que su elección fue producto de un negociado que ahora hay que pagar factura.

Lo que ocurre en la Red de Salud Huaylas se replica en todas las dependencias regionales.  Es creciente el rumor que para designación de funcionarios hayan pedido “bolsas económicas” como si los puestos de confianza estatales estuvieran en subasta.  Frente a todo ello tampoco el presidente del Comité Cívico Anticorrupción (Víctor Valdivia) ha dicho esta boca es mía, al parecer para este señor los ojos de la fiscalización tienen que tener lentes especiales, fiscalización para sus enemigos y la vista gorda para sus amigos.

Gobernador, diga algo. Señor Molina, deslinde.  Sus silencios no hacen sino acompasar las sospechas de que el gobierno del temido “toma y daca” que alertamos en un comentario anterior se esté peligrosamente institucionalizando y con ello mucho más la corrupción, pese a que en el discurso del Sr. Gamarra decía que haría otra cosa.

Y a todos estos casos que se observan en las dependencias regionales ¿Qué hay también de los órganos de Control Interno que dependen de la Contraloría General de la República? Parece que estuvieran pintados en la pared.

La región está dando más que pena.

 

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