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El hospital está enfermo

Foto: Ancash Noticias

Editorial

El hospital está enfermo

Entre anuncios, visitas in situ y declaraciones triunfalistas la verdad es que los proyectos de futuro están en nada.

El título de la columna de hoy es una paradoja que se comprueba en la realidad. Al cincuentenario de su fundación el principal hospital referencial de la sierra lamentablemente se encuentra en cuidados intensivos, en lo interno como en lo externo.

En el interior, observamos que la inestabilidad política y el manoseo que se ha registrado hasta el momento han propiciado un desorden generalizado donde se registran islas y no integración: Médicos, profesionales de la salud y administrativos andan por su lado. La visión institucional está en papel pero no en la realidad.  La atención a los usuarios cada día empeora y los proyectos de futuro siguen postergados.

Los proyectos de futuro están detenidos.  Sólo el del remiendo, el del parche, que es el de mantenimiento que se inició durante la accidentada gestión de Waldo Ríos –con dos procesos frustrados de por medio- comenzó a darse de manera incompleta y hasta ahora no culmina.

Ayer el gobernador regional Luis Gamarra recorrió en sus instalaciones para repetir lo mismo que dijeron sus antecesores “que el hospital está muy mal, que necesita equipamiento y que hay que culminar con las obras de mantenimiento”.  Sobre el Materno Infantil –que sigue siendo un anhelo desde el 2005-  y sobre la nueva infraestructura se perdió en generalidades que ya todos conocemos.

Cada administración regional y del propio hospital que ingresa tiene su propio enfoque y su propio proceder en cuanto al Materno Infantil, para terminar en lo mismo: en nada.

En lo referente a la construcción del nuevo hospital, la propia sociedad civil mal dirigida en su momento por politiqueros o traficantes del poder hizo que se frustrara, hasta un juez se aprestó para el tinglado mediático ordenando su paralización en los trámites, cautelar de por medio; mientras otro dirigente –que siempre quiere estar al lado de los gobernantes regionales- vociferaba que el hospital estaba bien y otra dirigente decía que no se podía demoler, usando un argumento risible: “Porque había nacido allí”.

Se dijo “Hospital sí, pero en otro lugar” pero nadie señaló dónde.  Hasta que alguna ocurrencia planteara que se podría realizar en Vichay.  Se hicieron recorridos y anuncios, luego de tanto bombo los técnicos del Ministerio de Salud observan que está muy cerca de un río y no reúne los requisitos que tiene la normativa para la ejecución de este tipo de proyectos; mientras gran parte de la extensión del actual hospital no se usa y lo que es peor no está debidamente saneado (¿!)

El proyecto está entrampado, aunque el director regional de Salud Ciro Castillo nos quiera contagiar optimismo, la verdad es que no se está haciendo nada concreto.  El hospital está enfermo y puede morirse por inanición.  Dios quiera que no haya un terremoto u otra desgracia, porque no habrá quien atienda al propio hospital.

Así de mal está, por obra y gracia de nuestros gobernantes, congresistas y politiqueros de turno.

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