Cuando se gobierna no hay peor defecto que la dilación o la procastinación del que suele vestirse la indecisión. Las gestiones exitosas son las que toman decisiones, toman al toro por las astas y no andan con medias tintas.
Sólo así en Huaraz el alcalde Pablo Romero pudo hacer realidad la construcción del mercado central de Huaraz, la gestión municipal que tuve el honor de encabezar en Independencia construyó el Boulevard y se dio pase al condominio el Pinar, que hoy es la despensa económica -en impuestos y arbitrios- para la comuna celeste, además de haber ganado una carretera asfaltado de uso público o la construcción, de parte del gobierno regional, del Estadio Rosas Pampa, que no estuvieron exentas de críticas y cuestionamientos.
Pasados los años, en cambio, tirios y troyanos reconocen que fueron las decisiones los que hicieron que estas inversiones se hagan y el gran beneficiario sea el pueblo.
En el caso del centro recreacional y comercial de Quinuacocha, que se gestó durante el gobierno municipal del ex alcalde Vladimir Meza, a través del mecanismo de alianza público privada y siguiendo los mecanismos establecidos por PRO INVERSION se dieron los pasos para la suscripción de este convenio que establece que el terreno municipal sea puesto a disposición de la empresa para que ésta se haga cargo de la construcción del centro comercial (en un 30% del área) y el centro recreacional en el restante 70%.
Lamentablemente por escandaletes que se urdieron al interior del propio concejo en aquella oportunidad, produjeron parálisis e indecisión llegando el gobierno municipal de Alberto Espinoza Cerrón, quien fiel al defecto de considerar que «todo lo anterior es malo», de entrada, le puso la cruz al proyecto presentando un recurso judicial de oposición al contrato. Ya en el ejercicio del poder reparó que con fondos municipales no podía construir ni una losa deportiva, menos un complejo recreacional, luego de dos años quiso rectificarse, pero fue tarde. Se vio envuelto en su propia telaraña de indecisión, y se fue sin pena ni gloria.
Llegado el concejo municipal que encabeza Rori Mautino, retomó el asunto convocando a la empresa para dar información pormenorizada, plantear observaciones y finalmente logrando la mejora de las propuestas económicas y especialmente la reubicación del Ejército Peruano a otro lugar, con financiamiento a cargo de la empresa.
Sobre la ocupación de los terrenos de Quinuacocha de parte del Ejército es importante recordar que éste le fue asignado por el concejo municipal en 1993, en vista de las acciones terroristas de la época. Producida ya la pacificación se reparó que el terreno debía ser recuperado, pero la institución militar ya había efectuado construcciones que le generaron gastos y por lo tanto requería ser reubicado a costo de quien pretenda recuperar el terreno.
Sin reparar en ello, el ex alcalde Alfredo Vera Arana -cuando fue candidato al distrito de Independencia en el 2002- ganó las elecciones ofreciendo un moderno centro recreacional. Su proyecto abortó cuando en el Ministerio de Defensa le comunicaron que el terreno era de propiedad municipal provincial y que éste le había sido asignado en cesión de uso indeterminado al Ejército Peruano. Nunca más, volvió a insistir al proyecto. La población fue embaucada con su ofrecimiento demagógico.
Durante la gestión del ex alcalde Lombardo Mautino, también él gestionó ante el Ministerio de Defensa su reubicación; pero igual: le notificaron que primero solucione la reubicación del Ejército, y ésta nunca se produjo. Y es que el gobierno municipal no posee los fondos para eso.
En la gestión del ex alcalde Vladimir Meza, se produjo otra discusión sobre el posible retiro del Ejército y los escandaletes de presunta «aceitada» que hicimos referencia, el proyecto quedó postergado.
Ahora el asunto de la reubicación ha sido retomada. La empresa está dispuesta en financiar su traslado, pero para que esto sea realidad se necesita destrabar el proyecto que está en manos del Poder Judicial, el desistimiento requiere de acuerdo del concejo municipal y no simplemente del ejecutivo municipal. El concejo ya fue plenamente informado en la mesa técnica de ayer.
O Quinuacocha sigue así, sin tener ningún servicio a efectivo al pueblo, con un Huaraz sin centro comercial ni centro de esparcimiento; o se convierte en un lugar comercial que le dé otra categoría a la capital regional, le proporcione a las familias del Callejón de Huaylas y Huaraz un centro de esparcimiento; genere empleos y rentas la propia comuna.
En la próxima sesión el máximo órgano de gobierno municipal deberá pronunciarse. Esperamos que no sigan soplando la pluma a otras entidades. Hay que recordarle al alcalde y regidores que son depositarios de la confianza del pueblo que los invistió como autoridades a través del voto popular y por lo tanto no deben defraudarlo, como pasó con la gestión de Espinoza Cerrón.