Connect with us

«Los Trece del Gallo, o de Gamarra»

Foto: Ancash Noticias

Editorial

«Los Trece del Gallo, o de Gamarra»

El libreto de la dilatación se consumó cuando ahora la mayoría gamarrista le sopló la pluma al propio JNE a definir la vacancia y mientras aprovechar el trámite para mantener en el cargo al ineficiente gobernador encargado.

Cuenta la historia que trece fueron las personas que acompañaron a Francisco Pizarro en su aventura para la conquista del imperio inca, superando el momento más crítico de la expedición.  Se recuerda al conquistador trazando con su espada una línea para decir que “los que van al norte se quedarán pobres y los que van al sur, ricos.  Cierto es que llegaron a la fama, pero ésta fue efímera; la ambición los terminó matándose entre ellos mismos.

Este símil puede aplicarse para los flamantes “Los Trece de Gamarra”, los consejeros, que ayer, sin tapujos blindaron a Luis Gamarra como gobernador desestimando la vacancia del todavía (en el papel) gobernador Waldo Ríos, al no sumar los 16 votos requeridos, esperando que se tramiten la reconsideración y apelación, y en ese tramo, puedan mantener al ineficiente gobernador en el cargo y no perder sus prebendas.

El gran cerebro y operador, una vez más, fue Nicolás Molina Sánchez, el ciudadano que originalmente planteara la vacancia de Waldo Ríos e hizo de Gamarra el gobernador; ahora como ya no conviene seguir en el proceso que inició, no se presentó a sustentar su pedido sino que –además- originó el ingreso de documentos de dudosa procedencia para servir de carnada dilatoria a los trece controvertidos consejeros que se convirtieron en más papistas que el Papa o mejor dicho más waldistas que el propio Waldo.

El papel más triste le tocó jugar al consejero delegado Pedro Izquierdo, aquél que antes de llegar a ese cargo diera cátedra en hermenéutica legislativa regional, ayer parecía más bien un aprendiz, la sesión que presidió hizo tabla rasa de los procedimientos establecidos, como de los plazos anteriores y las continuas postergaciones para tratar el asunto.

El señor Izquierdo, hizo de la sesión extraordinaria una ordinaria.  El y algunos consejeros inventaron las famosas “dispensas de agenda” para dar pie a los pedidos que iban surgiendo en las deliberaciones.

Quien escribe esta columna ha sido secretario general de la Municipalidad Provincial de Huaraz (1987) y alcalde de Independencia (1999-2000), en mi actuación técnica como política tuve y tengo claro qué es una sesión extraordinaria y qué es una ordinaria, y cuáles son las estaciones de ésta última.

Ayer el consejero delegado abrió la sesión preguntando si esta era una nueva o la continuación del pasado 25, originando innecesariamente un debate estéril entre la mayoría improvisada del consejo regional; luego pretendió meter en plena sesión documentos que llegaron fuera de la fecha referida y hasta invitar a un presunto abogado que llegó para supuestamente exponer que el último recurso del señor Ríos, cuando éste había dirigido una comunicación anterior desautorizando a cualquier abogado que tomara su nombre y esperando más bien que el pleno tome ya la determinación que corresponda.

Izquierdo, siguió el libreto del operador. Muy nervioso cuando notaba que la reunión se le iba, al igual que a su secretario técnico (que era otro manojo de nervios), invitaron a Amador Garay para sustentar su propuesta de vacancia, mientras Molina y Cacha (ciudadanos que también pidieron la vacancia) brillaron por su ausencia. Mientras afuera una portátil de la costa intimidaba a los consejeros que iban a votar por la vacancia. Así, en ese marco se llevó a cabo la votación: sólo 12 votaron favor y no los 16 requeridos por el reglamento.

Allí no quedó el sainete, vino más bien el despelote cuando “vía dispensa” se trató, casi al final, el auto del JNE rechazando su recomendación por mayoría y luego se dio trámite a “otra dispensa” planteada por el consejero huaylino Félix Aranda, que dio cuenta de un recurso presentado por un ciudadano desconocido haciendo notar “que estaba pendiente y en revisión, en la Corte Suprema, la sentencia de Waldo Ríos” (¿!) y entonces: hasta 14 consejeros, acordaron elevar la consulta al órgano judicial, terminando así la sesión de la vergüenza.

Lo correcto de la sesión extraordinaria hubiera sido: llevarla a cabo después de los días legales de notificado al interesado (Waldo Ríos) para ejercer su derecho a la defensa; exponer el auto del JNE donde conmina a los consejeros en tomar la decisión que corresponda (puesto que señala que la Corte Suprema comunicó al órgano electoral de que la sentencia estaba consumada), escuchar los recursos de vacancia solicitados y procederse a la votación.

Pero los “Trece del Gallo o Gamarra” prefirieron hacerla de Cantinflas con el consabido “sí, pero no” prolongando así –con oxígeno- la moribunda e ineficiente gestión de Luis Gamarra.

Triste papel, que juega ese grupo.

Más en Editorial

To Top

You cannot copy content of this page