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Médicos en sus trece

Foto: Ancash Noticias

Editorial

Médicos en sus trece

Médicos siguen entercados en rechazar a Villacaqui, cobran puntualmente sus remuneraciones y han abandonado a los pacientes.

Una vez más los médicos del hospital Víctor Ramos Guardia están demostrando que primero están sus intereses y luego la de los usuarios.  Prosiguen con una extraña huelga ganando religiosamente sus haberes dejando de lado a los pacientes a quienes se deben y hasta dándose el lujo de haber abandonado jefaturas.

Ya en un anterior comentario enfatizamos que el hospital está muy enfermo desde hace mucho tiempo; es curioso que los médicos abonen aún más a que se llegue al traumashock y los cuidados intensivos del caos y la irresponsabilidad.

No hay mea culpas, sabemos que muchos de ellos tienen un doble comportamiento: van por cumplir al hospital pero sí se esmeran muy bien en sus consultorios y en las clínicas particulares donde brindan sus servicios.  Varios informes de Control Interno hacen notar que la puntualidad y su permanencia en el centro asistencial estatal no son su mejor bandera.

Se han agarrado de que el odontólogo Hernán Villacaqui no es médico cirujano como ellos; pero preguntamos si cuando alguno de ellos han desempeñado funciones al frente del hospital ¿lo habrán hecho bien? Muy poco, salvo honrosas excepciones.  Y entonces la conducción de un nosocomio no se trata de buenos títulos ni papeles sino de actitudes y coherencia entre lo que se dice y se hace y mucha capacidad de gestión.

Dando muestras de una pataleta al que sólo Kiko –el del Chavo del Ocho- lo hace en pantallas (llevándose la pelota cuando el juego le es adverso) no concurrieron a la mesa de diálogo que se promovió con la Defensoría del Pueblo.  Allí, como profesionales que son –y no niños- pudieron haber expuesto sus argumentos, incluso, delante de la prensa para conocer sus reales posiciones, compromisos y hasta cuestionamientos.  Pero no, sencillamente brillaron por su ausencia, mientras centenares de pacientes siguen esperando, con paciencia de Job, que la pataleta les pase.

Ya es hora que las autoridades competentes actúen.  El Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo y la propia Dirección Regional de Salud y el Ministerio de Salud impongan orden. en ese territorio llamado hospital de Huaraz, donde cada quien hace lo que mejor le da la gana y donde parece ser que el río revuelto es su mejor ganancia.

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